
Dice un refrán del refranero: Cuando el gato no está, los ratones bailan. Ese refrán lo leí por primera vez en los libros coloraos, en los Dime por qué. Anda que no están sobaos ni ná esos librotes. Que sepais que gracias a ellos os gano siempre en el Trivial.
Bueno, a lo que iba. Cecinienta no recordaba aquellas veces en que se ponía a bailar flamenco como una ratona. No solo por los dientecillos que tenía entonces, sino por lo bien que imitaba al ratón blanquito que salía en la tele. ¿Y por qué bailaba? Pues clarito como el agua: porque Papá Gato no estaba.
Claro que ya nos vale. ¿Os acordais de aquella vez que se fueron de viaje una semana y nos pusimos casi a llorar de penita? Vaya tres. Pero poco después, Cecinienta ya estaba bailoteando. Porque era un placer poder ver la tele hasta altas horas -cosas como It, por ejemplo- sin tener que salir espitoladas escalera arriba.
Claro que sin emociones tan embriagadoras como aquellas -la de salir escaleras arriba porque escuchábamos el cerrojito de fuera- ahora no podríamos recordar ciertas anéssdotas. Como aquella de Cecinienta a oscuras, chocá contra la columna de la escalera caracol, intentando subir... Adrenalina pura, oiga.
3 comentarios:
ahhhjajajaj, me meo toa, jajajajaja....a ti te lo hemos contado, pero eso lo vivi en mi propia carne....madre mia, inolvidable...suena el cerrojo,tal como salto del sofa ya estaba la tele apagada y la luz de la lamparita de la mesa tambien, pero en el salto el mando a distancia cayo al suelo y se le salieron las pilas...jajajajajajajajajajaja
Turmana se paro a recogerlo, mientras yo ya estaba con la sabana al cuello, a oscuras tb, todo a oscuras, como la casa de 'Los Otros' como dijo Clarita una vez de nuestra casa. Para cuando intentaba alcanzar la escalera, el segundo cerrojo ya estaba sonando y el mal calculo de Cecinienta la hizo golpearse una y otra vez contra el palo central de la escalera caracol. Esto , arriba, segura y a cubierto sonaba: gongggg, gonggggg, goonngggg, jajajaja, me meo siempre que lo recuerdo, ayyy, jajaja que ataque de risa me ha dado, jajajajaja
ajajajajajaja,Albert puede corroborar que me está dando un ataque de risa, la mandíbula se me desencaja y tó. Aclaro algo que viví en mis carnes: cuando intentaba subir por las escaleras caracol, más que golpearme una y otra vez con la columna central, fue que pegada con todo mi ser(nariz, frente, tetas, toto...) a ella, intentaba subir unos peldaños fantasmas que no estaban a mi alcance,con piernas y brazos abiertos en un desaforado, desmedido, frustrante intento por encontrar el buen camino. Qué risa, diosss.
Me meo, me meo, me escogorcioooooo. Jajajajajajajajajajjajajajajajaaj.
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