Una de las preguntas que amenizaron mi noche fue ésta: Si pudieras tener un superpoder, ¿cuál tendrías?. Contesté de forma inmediata, atropellandome con las palabras...¡¡¡Llevo desde los 6 años esperando esta pregunta!!!
¡TELEQUINESIS!
Como Marco Antonio, el niño de aquel cómic que se quedaba dormido conmigo en ese impresionante sofa-cama floral. Venía en El Pequeño País, que me lo daba Fargo en su incesante empeño por iniciarme, mantenerme y enterrarme bajo la lectura (afán que condiciona el gesto de sorpresa de cada regalo de Reyes que recibo de ella).Marco movía los objetos para defenderse, flojear, timar a su mamá Cleopatra y a su tata Mamá Gutanda.
Yo siempre he necesitado este poder, para coger un libro de Películas de la estantería o apagar la luz desde la cama (nueva responsabilidad adquirida en la partida de la hermana que me quedaba para este fin...ellas entonces empezaron a apagar juntas las luces de un piso de estudiantes que bautizaron con un nombre de guerra que todavía las hace llorar),para recoger la piscina de verano de la Barbie arriba del todo y ahora para hacerme la comida, tender la lavadora y fregar los platos.
En eso me quedé pensando un rato tras contestar la pregunta a las 2 de la madrugada de un martes por la noche en un rincón de Malasaña...que tengo una lavadora que tender y entro en la tienda a las 10 de la mañana.
2 comentarios:
Je, je, je, un superpoder muy propio, te viene al pelo, remona.
Mamá Gutanda. Me acuerdo. La Paca en negra.
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